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¿Es la genética la que causa mi alopecia?

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“No existe gen que determine el destino”

Muchos hijos con padres con problemas de alopecia se preguntan si ellos también acabarán teniendo problemas de calvicie. Pero realmente ¿cómo influye la genética en la calvicie? O dicho de otra forma, ¿qué peso tienen los genes en la probabilidad de sufrir alopecia? En este artículo te hablaremos sobre ello.


En primer lugar, debes de saber que existen más de 100 alopecias diferentes, por lo que lo primero sería determinar que alopecia sufres. No obstante, hay alopecias más prevalentes que otras, por lo que lo más probable es que tengas una de las más comunes (que por eso son las más comunes). Entre los tipos de alopecia más frecuentes destacan tres: la androgenética, la areata y la difusa. Conocer a qué tipo corresponde la pérdida de pelo y sus causas es un factor clave para encontrar el tratamiento más eficaz.


La primera sobre la que debemos hablar es la alopecia androgenética o androgénica. La alopecia androgénica se produce por la presencia de la enzima 5-alfa-reductasa, la cual convierte la hormona de la testosterona en dihidrotestosterona (DHT), que reduce el número de folículos pilosos y hace que las membranas del cuero cabelludo se vuelvan rígidas. Por ello, el pelo nuevo empieza a nacer cada vez más débil y fino. Con el paso del tiempo, los folículos dejan de funcionar y el pelo que se cae no vuelve a ser reemplazado. Este tipo de alopecias suele representar alrededor del 70% de los casos.


La alopecia androgénica tiene una causa genética, ya que la propensión de la alopecia se transmite a través del cromosoma X, el cual está ligado al gen receptor de andrógenos (gen AR), determinante en el desarrollo de la calvicie. Las alteraciones en el gen AR se asocian con un mayor riesgo de alopecia androgénica. Estas variaciones son consecuencia de pequeños cambios en el número o pares de bases que componen el gen AR. Estos cambios genéticos suelen ser más frecuentes en los varones con pérdida de cabello que comienza a una edad temprana. No obstante, aunque tiene una base genética que influye en el desarrollo de la alopecia, existen multitud de factores que afectan a este tipo de alopecias, incrementando o ralentizando la pérdida capilar.


La segunda alopecia más común es la alopecia areata. La alopecia areata se considera principalmente un proceso autoinmune con cierto factor genético, ya que en el 30% de los casos diagnosticados hay antecedentes familiares. Se caracteriza por la pérdida del pelo en placas o zonas circulares, tanto en el cuero cabelludo como en el resto del cuerpo. Puede aparecer en cualquier momento de la vida. 


El proceso autoinmune se da por la presencia de linfocitos T CD8, un tipo de glóbulos blancos, cerca o alrededor de los folículos pilosos que conforman la placa circular. Tiene, además, varias formas clínicas: ofiásica (calvas localizadas en la línea del cabello), total (afecta a todo el cuero cabelludo) y universal (afecta a todo el pelo del cuerpo). Las causas por las que se produce van desde la genética hasta el estrés, pasando por determinadas enfermedades y factores de tipo ambiental, por ende, se puede afirmar que es multifactorial.


En tercer lugar, vamos a hablar de la alopecia difusa. Los casos en los que la pérdida del cabello no se traduce en una calvicie total sino en una escasez y mala calidad del pelo existente (se vuelve lacio y adelgaza su grosor) suelen corresponderse a una alopecia difusa, en la que la pérdida de pelo está desencadenada por problemas endocrinos (las alteraciones de la tiroides, por ejemplo), los efectos secundarios de ciertos medicamentos (anticonceptivos, fármacos para enfermedades psiquiátricas…) y estados de malnutrición. Este tipo de alopecia no tiene base genética, sino más bien se da como conclusión de los factores ambientales que rodean a la persona, como el estilo de vida o la nutrición, entre otros. Esto facilita el tratamiento, lo que suele provocar que la alopecia difusa bien llevada es temporal y totalmente reversible.


Pero ya que estamos, vamos a hablar de dos tipos de alopecia más, el efluvio Telógeno y el efluvio Anágeno.


Este tipo de calvicie está relacionada con la frecuencia y el estado de los ciclos por los que pasa el folículo piloso. La frecuencia de los ciclos de crecimiento del folículo piloso se ve afectada por factores ambientales al igual que la alopecia difusa y en gran parte la alopecia areata, por ende, no depende de factores genéticos.


Dentro de cada ciclo, un folículo piloso pasa por tres fases: la de crecimiento (anágena), la de reposo (catágena) y la de caída (telógena). Estas fases se repiten una tras otra de forma cíclica. En la alopecia por Efluvio Telógeno, la mayoría de los folículos pilosos se aceleran y se sincronizan, entrando en fase telógena a la vez, de forma que se produce la caída de bastante cantidad de pelo en relativo poco tiempo. El Efluvio Telógeno puede estar causado por multitud de factores, entre ellos las deficiencias nutricionales y trastornos relacionados (ej. Vitaminas, proteínas, anemia, etc.), alteraciones del sistema endocrino, situaciones de estrés agudo o algunos fármacos. En el caso del Efluvio Telógeno, el pelo vuelve a crecer tras unos meses después de interrumpir el factor o factores que lo estaban causando, por lo que, por lo general no suele ser necesario un tratamiento farmacológico.


Por otra parte, el Efluvio Anágeno sucede porque los folículos pilosos en fase anágena ven interrumpido su desarrollo y entran de forma brusca en fase telógena. Las causas del Efluvio Anágeno son las mismas o similares a las del Efluvio Telógeno. Al igual que el Efluvio Telógeno, el cabello se recupera a los pocos meses de interrumpir la causa principal, cuando los folículos pilosos se renuevan y crecen de nuevo. Es raro que el Efluvio Anágeno termine en una alopecia total y permanente.


Independientemente de la causa y del tipo de alopecia de que se trate, lo más importante es consultar con un especialista en cuanto se empiece a percibir una caída del cabello mayor a la habitual, ya que cuanto antes se aborde el problema, mejor.


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